Cada vez más mujeres acuden a mi consulta preguntando si es posible mejorar la forma o el volumen de sus mamas de una manera segura, natural y con resultados duraderos. La respuesta es sí. Y se llama mamoplastia de aumento.
Pero antes de hablar de técnica, prótesis o resultados, me gustaría hablar de ti.
De cómo te miras. De lo que sientes cada vez que eliges una blusa, un bikini o simplemente te miras al espejo.
Porque más allá de la estética, esta cirugía trata sobre autoestima, bienestar y reconciliación con tu imagen.
¿Qué es exactamente una mamoplastia de aumento?
Es una intervención quirúrgica en la que se colocan implantes para aumentar el volumen del pecho o mejorar su forma. Puede hacerse con un objetivo puramente estético, pero también tras una pérdida de volumen por embarazo, lactancia, adelgazamiento o simplemente por genética.
En manos expertas, se trata de una cirugía segura, muy agradecida y con un postoperatorio cada vez más llevadero gracias a técnicas modernas que cuidan cada detalle.
¿Por qué dar el paso?
- Porque no es frivolidad querer sentirse bien con tu cuerpo.
- Porque tu pecho también merece cuidado, forma y proporción.
- Porque cuando una mujer se siente a gusto consigo misma, algo cambia: en su postura, en su forma de caminar… y en su confianza.
¿Qué me diferencia como cirujana?
Mi prioridad siempre eres tú. No la moda, ni los estándares irreales.
En consulta trabajamos juntas desde la toma de decisiones compartida, evaluando tus expectativas, tu cuerpo y tus prioridades. Personalizo cada cirugía porque no hay dos mujeres iguales.
Además, como investigadora y especialista en cirugía mamaria, aplico los más altos estándares de seguridad, estética y ética médica.
¿Y si todavía tienes dudas?
Es completamente normal. Por eso te invito a una primera valoración donde hablaremos sin prisas. Te explicaré cada detalle del procedimiento, tipos de prótesis, tiempos de recuperación, posibles riesgos y sobre todo… resolveré tus dudas reales, esas que no se encuentran fácilmente en internet.
Tu cuerpo, tus decisiones. Pero recuerda: tienes derecho a sentirte bien en él.
Si llevas tiempo pensándolo, quizás es hora de escucharte.
Te acompaño. No olvides pedir cita.